Las ferias son lugares de encuentro, escaparates donde buscar oportunidades y presentar novedades. El domingo pasado se celebró en Graus una vez más la tradicional feria de mayo, cita primaveral en la capital ribagorzana para comerciantes y lugareños. En su origen, hace más de cien años, la feria se vinculaba especialmente con el ganado porcino, pues ésta es la época idónea para comenzar el engorde de cara a la matacía del invierno.

 

A partir de los años 80 esta feria se conoció como ExpoRibagorza. De esta época data la fotografía que acompaña a este artículo. Un jovencísimo equipo posa ilusionado, cuando Comercial Pinamás (COPIMA) contaba tan sólo con varias decenas de referencias, relacionadas principalmente con la carne de pollo y productos derivados, pavo y otras aves. Eran años de vitalidad económica y comercial en la comarca, y la feria de mayo reflejada esta pujanza.

 

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Stand de Copima en ExpoRibagorza de 1987

 

En el año 1998 la feria de mayo volvió a reinventarse, buscando adaptarse a la oferta y demanda de una siempre cambiante realidad socioeconómica. Pasó a llamarse Propirineo, Certamen sobre la propiedad, el comercio y los negocios en el Pirineo. Graus iba ampliando su ámbito de referencia, reivindicando su carácter de lugar de entrada y bienvenida al ámbito de la cordillera.

 

Heredero de Propirineo es el actual Salón de la Bioconstrucción, que aglutina cada mes de noviembre profesionales de toda Europa. Varios días de charlas y ponencias permiten un acercamiento a otra manera de planificar y construir edificaciones, prestando atención a criterios de sostenibilidad más propios del siglo XXI.

 

Si bien la propuesta se ha ido especializando desde el punto de vista profesional, el mercado generalista en la arteria principal grausina sigue siendo punto de encuentro de comarcanos y atracción para los visitantes. La capital ribagorzana ha sido siempre un referente comercial, como demuestran las variadas citas de este tipo que se celebran a lo largo del año: el mercado semanal, la feria de San Miguel y la de Santa Lucía.

 

La más antigua de ellas, San Miguel, se remonta al siglo XIII y fue concedida por el rey Pedro II. Esta cita era especialmente interesante para los ribagorzanos, pues se afirmaban los criados y se buscaban nuevas o mejores oportunidades dentro del servicio. Cabe destacar además que existía otra feria que acabó desapareciendo, que solía celebrarse en el mes de agosto.

 

(Información cedida por el Ayuntamiento de Graus).