Vivimos en un territorio bonito y difícil. El desequilibrio demográfico se acentuó en las décadas centrales del siglo pasado, cuando miles de aragoneses tomaron la decisión de buscar mejores oportunidades en las ciudades. Tras ellos dejaron casas, calles y la memoria de generaciones alrededor de una vida basada en la economía de subsistencia.

Ya entrados en el siglo XXI, algunos de los pueblos que se abandonaron siguen en pie. Sus casas, construidas a conciencia con técnicas ancestrales y diseñadas para durar siglos, se resisten a caer del todo. Paños enteros de pared se abren a veces para dejar ver el dibujo de una escalera, el hollín en una cocina, la cadiera desmantelada y fría.

Cerca de Santaliestra encontramos el despoblado de Aguilar. Eduardo, repartidor de COPIMA, vivió aquí hasta los siete años, edad a la que se trasladó a Santaliestra junto con su familia. El pasado sábado 23 de abril, festividad de San Jorge, él fue el guía en un recorrido desde Santaliestra para explorar Aguilar y otros pueblos deshabitados del entorno.
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El circuito, de 16 kilómetros en total, asciende por la parte izquierda del barranco de la Gabarrosa. Un desnivel inicial pronunciado (casi 500 metros en 45 minutos) conduce hasta Aguilar. Situado a 950m de altura sobre el nivel del mar, su nombre hace honor a la presencia de grandes aves en el entorno escarpado y agreste del poblado.

Tras conocer pueblo de origen de Eduardo, el recorrido se completó con la visita a otros dos despoblados:Abenozas y La Corona. Antes de descender del todo por la margen derecha del barranco de la Gabarrosa, salvando de nuevo el desnivel ganado en el comienzo, la ermita de Santiago supuso la última parada antes de volver a Santaliestra.

Alrededor de quince participantes acompañaron a Eduardo, la mayoría también trabajadores de COPIMA, que acompañados de algunos familiares disfrutaron de una jornada de convivencia y aire puro. En total, seis horas de monte entre amigos: cinco de caminata y una para las necesarias y placenteras paradas de avituallamiento.

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Todas las fotos de la excursión.

El trabajo en equipo no se improvisa, y es importante que la confianza se construya desde un abanico de experiencias compartidas, dentro y fuera del horario laboral. Las salidas deportivas o culturales son actividades de ocio que fomentan las relaciones interpersonales entre los trabajadores, el principal grupo de interés de la empresa.

COPIMA viene organizando salidas de este tipo desde hace años. La próxima gran cita, para cuya preparación nos sirve la salida a Aguilar, será el fin de semana del 3 y 4 de junio. El objetivo ese día será el fabuloso Posets , la segunda cima más alta de nuestra cordillera. Esperamos que muchos amigos se unan a esta aventura, entre trabajadores y familiares.

Hacer posible la vida en estos valles es un compromiso. Cada uno aporta su granito de arena: COPIMA pone el mejor producto al servicio de la hostelería y la restauración del territorio, pero también garantiza la pervivencia de casi medio centenar de familias. Eduardo recordó que en Aguilar no había ni luz ni agua cuando su familia marchó, buscando mejores condiciones de vida. En COPIMA estamos orgullosos de que pudieran quedarse en Santaliestra, porque un futuro aquí, entre todos, también es posible.